viernes, 8 de febrero de 2013

Ahorrar energía, empieza en casa

La eficiencia energética no parece ser nuestro fuerte:  casi la mitad de la población afirma no haber oído nunca tal término o no saber exactamente a qué se refiere.

La factura energética media en nuestro país esta sobre los 950 euros anuales por hogar, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE). La mayor parte se la lleva la calefacción (46 %), seguida del agua caliente (20 %) Y los electrodomésticos (16 %).  
   
Para poder comparamos con nuestros vecinos europeos, hay que considerar el factor climatológico. Es cierto que nuestro consumo energético doméstico es inferior a la media de los países de la UE, pero no se debe a nuestro espíritu ahorrativo, gozamos de una temperatura media más elevada, lo que se traduce en menos gasto en calefacción, que es el uso que más energía consume en la vida cotidiana. Otro dato a tener en cuenta, sobre el 40 % de los hogares españoles no dispone de calefacción, lo que significa que los usuarios optan por otro tipo de calefactores, en su mayoría consumidores de energía eléctrica, la fuente más utilizada en nuestro país, a diferencia del resto de Europa, donde predomina el uso de gas natural. 

Para combatir tanto el calor como el frío, es necesario un buen aislamiento térmico. En eso también estamos a la cola: el aislamiento de nuestras viviendas es de los más deficientes de Europa. Las oportunidades de ahorro energético en este ámbito constan en el Código Técnico de Edificación (CTE), obligatorio en las nuevas edificaciones desde finales del año 2007, incluyendo un paquete de medidas para que los edificios demanden la menor cantidad de energía posible, ahorren al máximo y sean más eficientes. Actualmente, para poder evaluar la eficiencia energética de un edificio existente es necesario el certificado energetico, que aporta soluciones en función de su viabilidad técnica, funcional y económica. Hay varios blogs del ahorro con equipos térmicos adecuados en la web www.certifacil.es

Parece que ahora ya tenemos los medios y los conocimientos para ser energéticamente eficientes y sabemos cuánto debemos ahorrar. El gasto de energía procedente de los hogares, en constante aumento, evidencia el hecho de que los ciudadanos podemos incidir, y mucho, en la rebaja de emisiones de CO2  y de paso, ahorrar unos euros.  
Ahorrar nos sale a cuenta, desde todos los puntos de vista.

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